En las intervenciones NRT no se actúa más allá de la piel. No se abre la piel y no se requiere anestesia ni hospitalización.

Para realizar una intervención NRT, el médico:

	Comprueba que ese tipo de intervención está indicada en el caso concreto del paciente que está atendiendo.
	Explora físicamente al paciente para:
		Determinar los segmentos que están afectados en su caso concreto.
		Identificar las fibras nerviosas que deben estimularse en su caso concreto y, consiguientemente, los lugares en los que debe implantar el material quirúrgico. Ese aspecto es muy importante, pues en los ensayos clínicos en los que se comprobó la eficacia de esta tecnología se demostró que no tiene efecto la estimulación de fibras nerviosas situadas en un radio de 5 centímetros de aquellas sobre las que se hubiera debido actuar.
	Implanta distinto tipo de material quirúrgico para mantener estimuladas de manera persistente esas fibras nerviosas.

La duración media de una intervención NRT es de una hora. No requiere anestesia porque es prácticamente indolora; la intensidad de la molestia que conlleva la implantación del material quirúrgico es similar a la que causa una aguja hipodérmica de insulina, como las que se suelen usar para las vacunaciones.