Habitualmente, la evolución del paciente tras la realización de una intervención neurorreflejoterápica se evalúa al extraer el material quirúrgico implantado, aproximadamente 90 días después de su realización. No obstante, en los casos en los que resulta oportuno hacer controlar más estrechamente su evolución, el paciente es citado una o varias veces a lo largo de ese período.

Al extraer el material quirúrgico, la actitud a seguir dependerá de la evolución del paciente:

	Si el dolor ha desparecido completamente, se extraerá el material quirúrgico implantado y el paciente será dado de alta, indicándole las medidas que debe adoptar para reducir el riesgo de padecer recaídas en el futuro.
	Si el dolor ha mejorado hasta convertirse sólo en una "molestia" (es decir, por debajo del nivel de "3 sobre 10", que es el punto de corte que hace aconsejable una intervención NRT), se extraerá el material quirúrgico implantado y se indicarán al paciente:
		Los tratamientos eventualmente indicados para resolver esas molestias residuales.
		Las medidas que debe adoptar para reducir el riesgo de padecer recaídas en el futuro.
	Si el dolor ha mejorado, pero sólo de manera transitoria o parcial, y sigue habiendo criterios de indicación, se programará una segunda intervención NRT. En estos casos, lo previsible es que cada intervención tenga un efecto positivo más intenso y prolongado que la anterior, especialmente cuanto menos tiempo transcurra entre la extracción del material quirúrgico y la realización de la reintervención. En caso de estar indicadas, pueden repetirse tantas reintervenciones NRT como sean necesarias.
	Si la realización de la primera intervención NRT no ha deparado ninguna mejoría relevante, sería inútil volver a repetir el procedimiento. En esos casos:
		Se extraerá el material quirúrgico y no se realizará una reintervención NRT.
		Se valorará qué tratamiento está indicado en su caso concreto.